Podéis quedaros con el Peñón, podéis añadir una capa de chorizo a la paella, pero quitad vuestras sucias manos de nuestros churros. El supermercado inglés Morrisons empezará a vender el próximo mes de diciembre sus “deliciosos churros, como nunca antes los habías probado”.
Y tanto: para empezar no están hechos con harina sino con pasta de patata. Además, están rellenos de una “generosa mezcla de Gouda y salsa de tres quesos”. Y, de remate, vienen acompañados de una sospechosa salsa de tomate para que los ingleses puedan por fin mojar el churro. ¿Qué queda entonces del clásico churro madrileño? Pues la forma y el nombre, pisoteado una vez más por la incierta gastronomía de la Pérfida Albión.
Semejante bomba calórica -vale, los churros españoles no son precisamente un alimento saludable- empezará a despacharse el próximo 12 de diciembre en la cadena de supermercados Morrisons al precio de 3,50 libras los diez churros, “un precio muy ajustado, teniendo en cuenta que en la Península cinco churros cuestan eso mismo”, según escribe con entusiasmo la cronista de Good to Know.
Pero Morrisons no es el único establecimiento en sumarse a la “locura del churro”, según el tabloide Mirror. La cadena alemana LIDL vende en Inglaterra unos churros (“Spanish Dough Pastry”) mucho más baratos -99 peniques el medio kilo- y fieles a la receta original: se calientan en el horno y se sirven “con Nutella” (sic/sick).
En su proceso de parquetematización, siguiendo los pasos de Barcelona, Madrid aporta al turismo mundial dos grandes ítems: el Museo del Real Madrid y los churros con chocolate, que proliferan en progresión directa al nivel de colesterol chungo en la sangre de nuestros visitantes. Media docena de churros con chocolate en la clásica Chocolatería San Ginés cuestan 3,5 euros. En este coqueto rincón del centro de Madrid se arremolinan cientos de guiris, entre ellos muchos ingleses, a cualquier hora del día o de la noche.
Visto en Twitter. Con información de Good to Know y Mirror.
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