A mediados del siglo XIX, en 1860, Andalucía representaba más de la quinta parte (21,6%) de la economía española. Un siglo y medio más tarde, este porcentaje se había reducido al 13,4%, una octava parte. Entre ambas fechas, los andaluces pasaron de ser un 13% más ricos que el resto de los españoles a ser un 25% más pobres en la actualidad, tal y como muestra el mapa.
El trayecto de Andalucía es exactamente el contrario al de Canarias, una región que apenas representaba el 0,8% de la economía española en aquellas fechas y que hoy aporta el 3,8%. La revolución de los transportes y, con ella, del turismo, ha tenido mucho que ver con esta bonanza insular, de la que también se beneficia Baleares, aunque en menor medida: los ciudadanos baleares están ligeramente por delante de la media española en 2017, cuando andaban rezagados (88 sobre 100) en 1860.
Los datos están tomados del libro ‘Historia económica regional de España, siglos XIX y XX’, cuyos autores han hecho una extrapolación de las economías regionales en 1860:
A partir de estos datos se puede colegir cuáles son las regiones que han salido ganando con el tiempo: Baleares, Cataluña, Comunidad Valenciana, País Vasco y Madrid, y cuáles han salido perdiendo, todas las demás, incluyendo Navarra.
La comunidad foral ha perdido casi un tercio de su aportación económica al producto interior bruto español (del 5% en 1860 al 1,7% en 2017). Sin embargo, su renta per capita ha aumentado sensiblemente en ese mismo período. El motivo de esta aparente paradoja es que la población de Navarra ha aumentado a un ritmo mucho menor (apenas se ha duplicado) entre ambas fechas que la del total del país, que se ha más que triplicado en el período, pasando de 15 a 48 millones de habitantes.
Sin embargo, lo más noticiable es la contundente reducción de las diferencias intrarregionales: en 1860, los habitantes más pobres de España (gallegos y canarios) tenían un sexta parte de la renta de los más ricos (los madrileños), mientras en 2017, esta diferencia es de “solo” el doble entre extremeños y madrileños.
El caso de Madrid es curioso: su aportación al PIB nacional ha crecido muchísimo, del 9,6 al 18,9%, entre 1860 y 2017, pero la renta per capita se ha desplomado, de ser tres veces más pudientes que el resto de los españoles en el siglo XIX al “solo” un 36% más ricos en 2017. La respuesta está, de nuevo, en el espectacular aumento de población de Madrid y su provincia, que puede apreciarse en este mapa:
Fuente: Wikipedia.
El trayecto de la economía catalana es paralelo al de la madrileña pero algo menos acentuado: Cataluña ya era una «superpotencia» regional en 1860, con un 13,3% del PIB español, y elevó este porcentaje hasta el 19,2% actual. Sus ciudadanos siguen teniendo una riqueza per capita por encima de la media española: 124 sobre 100 en 1860 y 119 en la actualidad.
Visto en el murillo de Juan Murillo (¡gracias!). Con información de Wikipedia.
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